Adorado es el fulgor que destella el astro envuelto en vehemencia
Resguardado de su halo misterioso
Taciturna, efímera...
Consagrada a la placentera oscuridad.
Siempre clemente en su sosegado recorrido
Conmovida por envolver toda dimensión, devastando las tinieblas
Acabar con los alaridos de temor, y apropiarse de la noche...
Emplaza en tu cúspide
La centelleante aguja de diamante.
[¡Oh estrella fatal de Nótt!
Agrupa tus brillantes fragmentos en el cenit del firmamento...]
Guía la cósmica carroza, y desgarra la bóveda celeste con tu luz.
[¡Oh estoica y plácida Polaris!
¡Hunde en mí la rutilante lanza, si me he ganado tu condena e ira!]
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